-el beso-

Y entre juegos y mimos, entre te rasco la cabeza con las manos, uso mi cabeza para acompañar lo delicioso que está y sentir como tu cabello va moviéndose al son de la música que suena en el oscuro antro en el que nos hemos metido para ver si así, en la oscuridad, y con un par de traguitos y de pipazos de más llegamos a hacer lo que hemos querido hacer toda esta semana.

Me abrazas, huelo tu aroma... Me embriago de el... De pronto y sin haberme dado cuenta siento como hincas despacito tus dientes en mi cuello y como la libido que yo pensaba que estaba bajo cero empieza a crecer y crecer hasta que son mis dientes los que ahora hincan tu cuello.

Mientras te abrazo y muerdo ligeramente tu cuello, siento tus manos rodeándome la cintura, subiendo por cada lado de mi cuerpo hasta llegar a mis hombros, y de nuevo hacia abajo. Lo haces con tanta delicadeza que siento que cada poro de mi piel se va estremeciendo y como me dejo llevar por los mimos y caricias en el oscuro lugar.

Sin aguantar más, rozo mis mejillas con las tuyas... Tus labios están a la vez tan cerca y tan lejos que no sé que hacer para poder atraerlos hacia los mios.
Así que saco mis peores instintos agresivos y agarro tu labio inferior con mis dientes. Me cuelgo de el...

Al fin te beso... He esperado tantos días y tantos momentos propicios para hacerlo...

Hoy me desperté sin ganas de volver a verte... Al parecer eres como la antítesis del cuento de la Rana que se convirtió en Principe por el beso de la Princesa...

Siendo Príncipe te convertiste en Rana de esta Princesa...