En mis tiempos de colegiala, el único bus que me llevaba al colegio era el “Edén – San Pablo”.
El Edén – San Pablo fue testigo sordo – ciego – y mudo de muchas de mis aventuras adolescentes.
Coincidencialmente después de mi etapa Edén – San Pablo muchas cosas cambiaron en mi vida.
Por un completo año escolar, pasé en coqueteos furtivos con un muchacho de un colegio vecino. Miraditas, sonrisitas, guiños de ojos, despedidas desde la ventanita, pero nunca ni una sola palabra entre nosotros.
El año siguiente decidí dejar los coqueteos y lanzarme al ataque y llegar a sacarle una palabra de la boca. Así que con un amiguito testigo de los coqueteos, le mandé una cartita que decía “Hola soy Gaby, quiero conocerte”. Quien diría que después de conocerlo, me enteraría que era baterista de una banda de ska – punk de la cual su vocalista luego sería el padre de mi hijo.
En el Edén – San Pablo conocí al Davicho. Un muchacho que del cuello para arriba era horripilante, de corazón noble, y un cuerpazo del desgraciado que para que cuento más!!!
Davicho me invitó a pasar un fin de semana en su casita de Guayllabamba. Un fin de semana inolvidable donde el susodicho me pasó su adicción fumanchera.
En el Edén – San Pablo conocí al Andrés Hip – Hop, mi primer acercamiento al género musical de saltitos y you you yous. El Andrés también fue mi primera mala experiencia sexual, cuando me enteré que existía algo llamado precocidad.
El Davicho y El Andrés eran mis novios al mismo tiempo. Un día en específico en el mes de Febrero se me creo el lío más grande que podía tener una adolescente con dos novios.
Con el Andrés cumplía un mes y El Davicho cumplía años.
El encontrarle solución a los problemas no era mi especialidad (y aún no lo es) pero! Se me ocurrió fugarme del colegio y hacer que el Andrés se fugue de su colegio también y pasar la mañana juntos por que en la tarde tenía que ir a “cuidar a mi abuelita”.
La fiesta de cumpleaños del Davicho era en la tarde, entonces le dije que en la mañana iba a “cuidar a mi abuelita” y caía en la tarde a su fiesta.
Al final del día todo había resultado bien y a las 8 de la noche cogí un Edén – San Pablo y volví a mi casa. Cansada.
En el Edén – San Pablo nació mi gusto por los vallenatos. El tener un viaje de ida y vuelta de 45 minutos cada uno, logró al final inyectarme el sentimiento vallenatero en las venas.
Tanto así que a finales de 4to curso me sabía todos los éxitos de memoria y los iba tarareando los 45 minutos de ida, y los 45 minutos de vuelta.
“Y me niegas la lluvia aunque me ahogue la vida, y esa brisa tan fría que congela tus manos
Has negado que tienes otro amor y mengañas
Ojala nunca nunca niegues que yo te amo”
“Malditoegoista no me dejes sin tus besos, no me alejes de tu vista”
“ Y vuela vuela por otro rumbo y sueña sueña quel mundo es tuyo
Tú ya no puedes volar conmigo, aunque mis sueños sirán contigo”
“Uuuun osito dormilón le regaleee y un besito al despedirsella me diooo
Ese fuel día en que yo mas menamoreeee”
“Inocente es, no tiene maldad, fruto del amor, del que yo le di”
“Amor amor, amor de tres”
“Yo no quisiera llorar por ti, pero se me salen las laaagrimas”
“Y yo no quiero seguir así estando con ella y pensando en ti
A mi mesta pasando igual no dejo de pensar en tiii
Y yo no quiero seguir así estando con ella y pensando en ti
Que tontos que locos somos tuio estando con otros y amandonos”
En el Edén – San Pablo, fue la primera vez que vi un órgano genital masculino erecto (y eso que ya no era virgen, pero si niña llena de tabús)
Una tarde saliendo del colegio subí al bus y en la segunda fila había un hombre con un periódico Extra en su mano y con el cierre del pantalón abierto, y saliendo de él su gran miembro paradote y el tipo masturbándose en medio asiento.
En ese entonces no era una chica peLeona como ahora, entonces sólo me baje no más del bus.
Yo tengo un historial de caídas de buses, empezando por la vez en la que yo le pedía al cobrador que pare, y no paraba, que pare!, y no paraba, así que nació mi instinto de peleadora e insulte al cobrador.
El estúpido me dijo “Así que quieres bajarte?” Y me agarro del brazo y con el bus todavía en marca (pero ya casi frenando) me lanzó fuera del bus.
Hoy recordé mis historias en el Edén – San Pablo porque tuve que ir a la Universidad a ver unos papeles.
Y quién me llevó? El Edén – San Pablo
Y quien me llevará cuando entre a clases? El Edén – San Pablo. Sólo que esta vez, dudo que nazcan más historias como estas. (Pueden haber mejores!)
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