La otra noche, después de el episodio de la niña en la nariz de payaso que me derrumbó el respeto, estaba en casa sumergida en una angustia que no sabía como llamarla y que terminó en reclamos y gritos hacia este sujeto.
Luego se transformó en lágrimas incontenibles.
Cuando depronto un pequeñísimo y hermoso ser de mi universo (Mi Pequeño Demoño) me preguntó: ¿Porqué lloras? A lo que yo le contesté: Es que tengo tantas cosas en la cabeza mi vida! Y no sé que hacer!!.
A lo que mi enano me respondió: Mañana te voy a traer una cosa para la cabeza para que ya no tengas nada y no llores...
Ese rato todo el mundo quedó en paz y tranquilidad, y ese extraño sentimiento de no saber que pasaba se transformó en ternura y en amor...
Gracias Pequeño, siempre serás el sol que sigue iluminando mi vida.
7 comentarios:
Que fea carajeada... y lo peor estaba tan cansado que solo escuchaba los insultos. :p
Que dulce Gaby!!
Yo no tengo hijos, pero sé que esos chiquitos nos alegran la vida.
Te dejo un beso enorme, enorme!!
;D Que tierno!
...esa tierna inocencia es la que día a día te dará ánimos y te fortalecerá.
Esos son los momentos que precisamente dejan huella en el alma, y que, cuando estés viejita, te robarán un par de lágrimas...
que chevere gaby, la verdad es que los niños si pueden quitar cualquier mal con sus inocentes ocurrencias o un simple abrazo
es un bello tu demonio... y pues si, esos detalles son los que van a ir llenando tu vida, son unos momentos muy tiernos!!...como algun hermoso ser del universo que conozco!! y que es muy rosa!!
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