9 de diciembre de 2006

Mi primer asesinato

El lugar desde donde yo utilizo Internet cuando no es el de la universidad es la oficina de mi tío que está en el patio de mi casa.

Esta mañana soleada de sábado a las 11 y media de la mañana salía de la oficina a apagar la hirviente comida de la perra. Cruce el patio y ante mis ojos, en el umbral de la puerta de la cocina, un pequeño gorrión visitaba la casa.
Cuando lo miré pensé que la pequeñez de este animalito era preciosa, fueron pocos los segundos que pude mirarlo, porque apenas el me vio a mí, abrió sus alas y voló dentro de la cocina.

Entré a la cocina, con el temor de encontrarme con sus revoloteos en mi cara, y tuve miedo de herirlo, cuando de pronto la tétrica idea de que haya caído a la olla de la comida de la perra me inundó y me aterrorizo.

Con miedo me acerqué a la olla de la perra, y vi su pequeño cuerpo flotando entre las burbujas de la comida.
Con el cucharón de la comida saque el cuerpecito del gorrión pensando que aletearía, pensé que tal vez solo se había ahogado, pero cuando deposité (muy bruscamente en verdad) su cuerpecito en la hierba del patio, me di cuenta que estaba muerto.
Lancé un poco de agua fría a su cuerpo y un chsssss salió de el…

Definitivamente el pajarito había muerto, hervido por la olla a la que fue empujado por el susto que le causó verme en el patio.

Volví a la oficina, sin enterrar todavía al pajarito, pensando que talvez reviviría… Estuve chateando y contando a los amigos sobre mi asesinato.
Algunos comentaron que debía volverlo a la olla para que la perra se lo coma y después sea abono (cosa que también sería si lo enterraba). Claro que después pensé que la perra podría atragantarse con el pájaro y así mi asesinato sería doble.
Otro inventó una canción, con otro pensábamos en hacer un cortometraje, otros solo se reían de mi desgracia…

Así que una hora después y con la ayuda de mi prima Lucy, enterré al pajarito en el patio.

La sensación indescriptible que tenía (que aún tengo mientras escribo esto) es terrible. Enfrentarme a ese algo al que le temo tanto, la muerte, me tenía en un estado de ansiedad y de tristeza impresionante.
Pensar que por mi culpa, por haber asustado a esta criaturita lo llevó a un destino fatal, porque una de las cosas más feas que le puede suceder a uno debe ser morir cocinado, hervido, quemado…

Le decía a la Lucy, que hubiera preferido que la historia fuera como entre ella y yo atrapamos a un pequeño gorrión que entró a la cocina y después lo dejamos libre… Pero las historias no son siempre como unas las planea, si no como el destino las plantea.

10 comentarios:

Nahira dijo...

Es una sensación fea la que se siente, te entiendo porque una vez por correr a un gatito que había entrado a mi casa, lo asusté y al cruzar la calle lo atropelló un auto y me sentí bien mal, pero creo que los destinos son así, ese día llega y aunque se haga lo que se haga creo que es bien difícil escaparle!

Abrazos!

Alguien dijo...

R.I.P

LaÜ dijo...

el primer asesinato?? no creo.. nunca has matado a una mosca o a una hormiga?

LA Gaby dijo...

cierto... bueno... este asesinato cuenta porque era un animalito más grandecito y más bonito

----- dijo...

de peque en la casa de mi abue me sente sobre un pollito, mi prima lo dejo sobre el sillon asi que cuando salte nunca lo vi.

miralo de esta manera, al menos ya no hay lugar a donde vaya a sufrir ese gorrion

Santiago Páez dijo...

Por eso, querida LA Gaby, hay que escribir novelas policiales: los asesinatos son siempre conmocionantes y sucesos así pasan hasta en nuestras cocinas...
Saludos
S. Páez

Anónimo dijo...

yo creo que con tu prima hubieran podido hacer un buen episodio de "El Show de Lucy" presentando Muerte a un gorrión
P.

JG Chancay dijo...

Respeto a la muerte mucho... y respeto aún más a quien es capaz de provocarla sin derramar una lágrima.
Tu primer asesinato siempre libera ese deseo de que algún día te alcance la muerte... y yo (como pudiste leerlo en mi blog) espero la mía con ansias... sé que me asustaré, que tendré miedo y que tal vez llore por vivir... pero cuando la blanca calaca me tome la mano YO la besaré en los labios.

Desde la orilla de mis cuentos

JG Chancay dijo...

...y el destino no existe... no sean tan facilistas de hecharle la culpa de todas sus desgracias al "destino"... que triste...

Anónimo dijo...

ayer domingo 10 tuve un enfrentamiento con la muerte, murió mi perro Rufo, estuvo casi 10 años con nosotros y me fue muy dificil enterrarlo...la muerte es la llave del dolor al que todos tememos, te comprendo Gaby...