20 de octubre de 2006

Entendí el porque de la campaña anti-fumadores


Subiendo a mi cita con el psicologo fumandome un delicioso cigarrillo mentolado que me pasaba quemando la parte suavecita de mi paladar con su sabor -seguramente me gustan tanto por mis ancestros asiaticos... (18% de sangre china)-.
Cuando estuve a punto de botarlo a la acera -no, no, me equivoco... cuando YA había tirado la colilla a la acera...- Me fijé en todas las colillas que adornaban el metro cuadrado que estaba pisando. Me puse a contar cuántas colillas podía contar. 59.
¡Cincuenta y nueve! ¡Es demasiado!

Ahora entiendo el porque de la campaña tan agresiva contra los fumadores:

-Contaminamos el aire
-Contaminamos los pulmones del prójimo
-Contaminamos nuestros pulmones
-Y por último contaminamos nuestras calles de basura.

Los tres primeros puntos no se pueden solucionar. Pero el cuarto punto es más discutible: ¿Por qué botamos la colilla al piso en vez de guardarla? PORQUE APESTAN!!!
Las colillas no pueden ser guardadas ni en una funda, ni en una mochila, bolso, cartera, canguro, chauchera, shigra...-el objeto de su preferencia- porque huelen muy mal!

¿La solución?

Señores tabacaleros:
hagan el favor de crear cigarillos con colillas inoloras (y para chicas con aroma a jazmín) ;)

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