-de matricidio-

Ayer era la fecha precisa para casarse. Según la superstición, el 7 7 7 te garantizaría un excelente matrimonio... Gracias a Diosito Sánchez yo no soy supersticiosa entonces me daba igual tener o no con quien casarme ayer...

La vida me ha regalado amigos "a millares surgir" muchas de esas amistades han ido marchitándose con el tiempo. Pero la amiga que siempre estuvo allí se casó ayer.

Desde los diez años yo sé que si tenía algún problema o simplemente quería tener quien ponga el hombro para que yo llore era ella. Ayer se casó y se muy bien que ahora su hombro... sus hombros los prestará a quien ahora es su marido.

Cuando la vi llegar de blanco a la iglesia, no pude aguantar las lágrimas. El cuerpo me empezó a temblar y tuve que correr a abrazarla. Tragarme las lágrimas y tomar del brazo al desconocido que me habían previamente asignado para entrar al lugar.

El momento de los votos de los novios volví a llorar. Para mi suerte tenía sentado atrás a mi aliado que sabía que hacer el momento en el que lo regresara a ver. Del bolsillo de su leva sacó los pañuelitos y yo pude llorar en paz.

Había una recepción... El Aliado y yo llegamos y por las mismas nos fuimos... Yo ya no podía aguantar más el dolor que me causaba ver como alguien cumplia el sueño que meten en la cabeza de las niñas sobre el día de la boda.

Descubrí el valor de el ritual de la boda... Y recordé todas las veces que mi madre me habló sobre su boda, sobre su vestido y como ese tenía que ser definitivamente el día más feliz de su vida, y que algún día me tocaría a mí, y ese sería el mejor día de mi vida.
Y recordé el vestido que me había venido diseñando desde adolescente... Y lo ví claramente en la cabeza, se la iglesia en la que me hubiera querido casar, y se el cura que me hubiera gustado que me case...
Y por momentos deseé al Novio... Al hombre que me amara lo suficiente como para lanzarse a la aventura esa de jurar ante Dios (que no es el mismo que Diosito Sánchez aclaro) amarse para toda la vida... (en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, y serle fiel toda la vida...) Al que vaya a soportar toda esa carga de convertirse en "mi marido" (tarea difícil)...

En fin... Ayer sentí envidia, de la mala envidia, y tristeza de la más insoportable tristeza y frustración de la más imponente frustración...

Ayer me hubiera gustado ser más importante en esa boda... Pensé que por los años de amistad me merecía un puesto más honorable junto a mi amiga... Pero en vez de eso fui la dama con la maldición... (la dama lila nunca más se casa) y cuando quise hacer las paces con "el novio" el rechazó mi tregua...

El sermón del cura decía que los esposos se hacían "una sola carne" la imagen me desagradó de tal forma que me hizo pensar muchas veces si realmente es así como quiero casarme...