-huevos-

Estoy releyendo "La Fiesta del Chivo" de Mario Vargas Llosa.
Es chévere poder volver a encontrar tantas cosas que perdí cuando lo leí por primera vez cuando tenía menos de 17 años.

Ahora que estoy a punto de terminarlo, he estado dándole muchas vueltas al "ahuevarse" (acobardarse)...
Al final del libro, luego del asesinato del "Chivo" el hombre más importante de las Fuerzas Armadas es quien tiene el poder de decidir el futuro de su patria, el ha pedido que le muestren el cuerpo del dictador muerto y de ahí el instalaría una Junta cívico-militar y así reinstalar la democracia en su país.

Pero el plan no se lleva a cabo... El se ahueva.

Tiene varios chances a lo largo de esa noche después del asesinato en las que él puede tomar el poder pero no se atreve a hacerlo y no sabe por qué. Simplemente no lo hace.

El haberse ahuevado lo paga muy caro, el hijo del dictador lo termina torturando y haciéndo con él las peores barbaridades que un ser humano pueda imaginarse -entre ellas cortarle los testículos y hacer que él mismo se los trague- para que al final, cuando su cuerpo no puede más con las torturas, matarlo de un sólo balazo.

Creo que esto me dejo una gran lección. Nunca ahuevarse. Nunca.
Si es que se presenta una oportunidad -así sea arriesgada- tomarla, no temer, no dar un paso atrás porque las consecuencias del ahueve pueden ser terribles...